lunes, 20 de febrero de 2017

TRASCENDENCIA


       De entre todas las anécdotas que se cuentan de Kristof Janeseken, me quedo con aquella respuesta inequívocamente terminal a la pregunta de cierto periodista húngaro, a propósito de la importancia de su obra: “Mire, yo cambiaría la improbable trascendencia de mis libros por el único deseo de morirme en mitad de una sonrisa”. El periodista, queriendo poner a prueba al moribundo, se atrevió a replicar con sorna: “Y cuando llegue usted al Más Allá ¿no se arrepentirá de haber tomado semejante decisión?”, a lo que Janeseken respondió indignado: “Probablemente sí, pero el miedo lo tengo ahora y le aseguro que desde aquí me parece más lacerante que cualquier arrepentimiento ultraterreno”. Después se echó a llorar escandalosamente, como lo haría un niño, ante la atónita mirada del periodista húngaro, que no tuvo más remedio que dar por concluida la entrevista al Maestro.