lunes, 6 de junio de 2016

SELECCIÓN ARTIFICIAL


       A Rodrigo Sáenz debemos reconocerle su indudable contribución al campo de la ingeniería genética; ¿cómo pasar por alto la capacidad de nuestro hombre para seleccionar, de entre todos los pretendientes de sus hijas, a aquéllos que habrían de maltratarlas como es debido, tal y como él mismo había hecho –y seguía haciendo– con la madre de éstas, tal y como el padre de Rodrigo solía pegar, hace no tantos años, al propio Rodrigo, convirtiéndolo, a base de golpes y tiempo, en un hombre obsesionado por maltratar a su vez a los hijos que nunca tuvo (todas hembras) y que, por inexistentes, jamás podrían continuar la digna labor de su padre, el pobre Rodrigo Sáenz, que no tuvo más remedio que dedicarse a entrevistar durante años, con ahínco y exigencia extremos, a toda una cohorte de posibles yernos –unos en exceso benévolos, otros irremediablemente homicidas– que asegurasen ante el devenir de la Historia la pervivencia de su propia especie?