jueves, 18 de junio de 2015

FILOSOFÍA FICTICIA EN EL MUNDO ANTIGUO (V)


         Protónico de Abdera

     Contra los que afirman que de Abdera (Tracia) sólo han salido eminentes pluralistas y algún que otro cosmopolita, quizás sea el momento de centrar nuestra atención en la figura de Protónico (siglo V a. de C.), panadero excepcional y filósofo personalísimo.
         Quiso en cierta ocasión Protónico repartir una barra de pan –recién horneada por él mismo– entre sus varios nietos, que eran más de veinte. Cuando hubo dividido en tantas partes el sabroso alimento, y lejos de reparar en la insuficiencia de cada ración, decidió que sería una buena idea partir por la mitad cada una de ellas a fin de que los nietos guardaran la otra para más tarde. Pero claro, luego pensó en la cena, y después en el desayuno del día siguiente, y más pronto que tarde la original barra de pan fue pulverizada en un millar de migas, volviéndose totalmente irreconocible.
       Fue el nieto mayor, Neutrónico, quien advirtió a Protónico de la excesiva austeridad del plan, conminándole a cocinar más pan –pues estaba tan hambriento como sus primos–. Pero entonces nuestro filósofo replicó que la barra de pan había sido horneada para alimentarles precisamente a ellos, y que se negaba a cocinar otra hasta que la primera fuera consumida. Así, los veintitantos nietos fueron comiendo, miga a miga, el fragmentado aperitivo.
      Protónico acabó por darle la razón a Neutrónico y preparó una segunda barra de pan. La dividió entonces una sola vez: un trozo para cada uno de los nietos. Por alguna extraña razón el menor de ellos, repitiendo el juego de su abuelo, convirtió su parte en migajas y por ello tuvo que soportar las burlas de sus primos: “¡Mirad lo que hace el muy imbécil! ¡siempre copiando a los mayores!”. Ajeno a las críticas, Demócrito observaba las partículas de harina.